Hoy os queremos mostrar como se ha hecho la foto que encabeza esta entrada, y como siempre, queremos hacerlo desde el principio, hasta el final.
Situémonos. Piscina cubierta del impresionante centro deportivo «Fitness Sports Valle de Las Cañas«, en Pozuelo de Alarcón, Madrid. Como casi todas las piscinas tiene poca luz, y eso hace las cosas difíciles para la fotografía.
Pero además de poca luz hay otro problema, humedad y calor. Como las fotos se han hecho en invierno, lo normal es que se empañe todo al entrar en el recinto de la piscina, por lo que hay que llegar con media hora al menos para permitir que las lentes se acostumbren al cambio de temperatura. Paciencia, no hay otra opción. Si intentas limpiar el empañamiento con un trapo o gamuza volverá a salir casi al instante. Lo dicho, paciencia.
La idea era captar una imagen frontal del Raúl, el nadador, iluminado por flashes. El primer intento fue en una de las calles que están al borde de la piscina, para no tener que meter flashes en el agua y así facilitarnos la vida todos.
Colocamos un flash casi cenital, y otro lateral, pero era prácticamente imposible acertar con el enfoque, la luz era demasiado escasa, y cometimos el error de intentarlo con Raúl nadando a braza, lo que implica que se sumergía debajo del agua y aparecía de golpe a respirar. Con buena luz probablemente se hubiera podido conseguir la foto, pero no así. Todas las fotos salieron desenfocadas.
Plan B.
El problema era el enfoque, así que había que encontrar un método que nos permitiera preenfocar en un punto y hacer que el nadador saliera a respirar exactamente en ese punto. Suena complicado, pero no lo es.
Para que Raúl acertara con el punto tenía que tener marcas en el lugar donde debería salir a respirar, y debería poder verlas tanto desde debajo del agua como desde fuera.
Pedimos a dos voluntarias, Marta y Melanie, que hicieran las veces de T.A.A.X.V, esto es «Trípodes Anfibios Activados Por Voz», o sea, que le pedimos a cada una que cogiera un flash y se colocara una a cada lado de la calle por la que nadaría Raúl.
Lo primero es proteger los flashes. Y para ello no hace falta nada muy complicado, se trata tan solo de evitar que las salpicaduras de agua estropeen los flashes. Unas simples bolsas de congelado, de esas que se cierran herméticamente, son suficientes. La foto está borrosa pero se ve el sistema de protección de baja tecnología. Si a las chicas no se les cae el flash, vamos bien.
El punto de vista nuestro es plenamente frontal al nadador y a ras de agua.
Lo siguiente es hacer la medición de luz y enfoque, así que le pedimos a Raúl que se ponga entre ellas y procedemos.
A Raúl le pedimos que memorizara un poco el lugar en el que estaba, pero en este caso no era tan difícil porque puede ver a las dos «sujetaflashes» a los lados, por lo que es realmente sencillo para él.
Las mediciones se hicieron con la idea de anular la escasa luz ambiental, por lo que se usó una velocidad alta 1/1000 de segundo, a ISO 320, y puesto que todo lo que no esté iluminado por el flash cae en la oscuridad, y por tanto difuminar el fondo carece de importancia, podemos cerrar un poco el diafragma (f 6,3 en un objetivo que permite una apertura máxima de f 2,8), y con eso ampliar la profundidad de campo y dar un poco de margen para acertar con el enfoque.
Esto último es algo de vital importancia, ya que Raúl, casi con toda seguridad, no va a acertar a salir a respirar en el punto exacto donde hemos hecho la medición, por lo que necesitamos ampliar la profundidad de campo, aunque sea solo un poquito.
La clave de todo es tener sangre fría y no apretar el disparador hasta que el nadador pase JUSTO por el punto en el que lo hemos medido todo. Suena fácil, pero no lo es. Si todo sale bien, tendremos una foto perfectamente enfocada y con el dramatismo y fuerza que da la iluminación de los flashes.
La foto tal cuál salió de la cámara es esta:
No está mal, pero podemos mejorarla en la edición.
Lo primero es recortarla, y decidimos dejarla en formato más bien panorámico, recortando arriba y abajo:
Lo siguiente es solucionar el gran error de esta fotografía, que es que el brazo izquierdo de Raúl se ha quedado ligeramente a oscuras, así que nos toca intentar apañarlo con las herramientas que nos ofrece Adobe Lightroom.
Con el pincel de ajuste logramos «levantar» un poco esa mano que se quedó medio a oscuras, y mejora algo. ¡Milagros a Lourdes!:
Lo siguiente es darle un poco de chispa a la imagen, subiendo la claridad (+65) y bajando un pelín la exposición (-0,30). El efecto es evidente y la foto gana muchísima fuerza.
Lamentablemente el flash de la derecha de cámara se ha colado en la imagen, no es muy grave, pero hubiera preferido que no fuera así, así que vamos a intentar mitigarlo un poco, de nuevo usando el pincel de ajuste y bajando la exposición con él. El efecto es sutil pero en retoque, todo suma.
Vamos ahora a darle fuerza al agua, para ello usaremos el filtro graduado, sin salir de Lightroom. Lo que haremos es potenciar el azul del agua, a base de bajar la temperatura de color, con un cierto matiz de verde, y subir la luminosidad y la claridad. El efecto es muy evidente y la foto gana muchísimo.
Como contrapartida se nos ha aclarado demasiado la zona azul de la izquierda de la fotografía, así que hay que darle una manita de pincel y bajar un poco la luminosidad.
Por último vamos a realzar los detalles de las salpicaduras del agua, usando de nuevo el pincel de ajuste. La idea es «levantar» las salpicaduras de debajo de los brazos, y oscurecer la que tiene debajo de la barbilla que está ligeramente quemada.
Foto terminada, y ¡sin salir de Lightroom!
Esperamos que os haya resultado de utilidad y, por supuesto, cualquier duda que os surja podéis dejarla en los comentarios.
Material utilizado:
Cámara: Canon Eos 5D MkII
Objetivo: Canon 70-200 f2,8
Flashes: Canon Speedlight 580ExII
Disparador: Pocket Wizard Tt1 y receptores Tt5
Con esta misma técnica se hicieron estas otras fotos: