“La vida es muy larga”

– T.S. Elliot –

Nunca nada ha sido mas importante en la historia del hombre como el momento en el que, cientos de miles de años atrás, tuvo la necesidad evolutiva de erguirse y fijar su mirada al infinito, hecho que lo alejó de aquellas bestias que siguieron mirando al suelo sin futuro ni mejora.

Desde entonces muchos muros han caído y muchas flores han crecido, pero si hay algo que se sigue manteniendo en nosotros es el hecho de caminar. Caminar siempre hacia adelante. El viaje. Siempre el viaje.

Pasamos la vida preocupándonos por el futuro, planeándolo, intentando predecirlo. Pensando en cómo será el golpe, en cómo lo amortiguaremos. Pero el futuro cambia constantemente, el futuro es el hogar de nuestros miedos y de nuestras esperanzas. No obstante, algo es seguro, cuando por fin se revela el futuro nunca es como lo imaginábamos.

Hace cuatro años un grupo de locos con ganas de crecer decidieron embarcarse en un proyecto que no sabrían donde les llevaría. La ilusión, la espera, las ganas, las noches sin dormir… La lucha constante.Cuatro años de experiencias en los que hemos aprendido, hemos reído, hemos crecido. Volvemos la vista atrás y recordamos nuestros inicios. Esos pequeños instantes irrepetibles donde, por unos segundos sentimos que todo lo que hicimos merecía la pena. Aunque luego tropezásemos, aunque luego cayéramos. No perdimos la esperanza. No dejamos de creer.

Es como cuando vas corriendo. Duele y quieres parar, pero a la vez no quieres. Sólo un poco más, piensas, hasta llegar a esa señal, hasta que se acabe la canción. El sol está quemando tu piel. Ya no puedes respirar. Pero quieres ser fuerte, y aguantar, porque aunque duela, la sensación es increíble.

Cumplir un sueño es como terminar una operación. Cerrar un corte profundo con sumo cuidado, después de haber vaciado, ordenado, cosido punto por punto. El torrente sanguíneo de emociones desbordadas, de sentimientos e ilusiones. El sueño cierra esa herida profunda. Nos distancia de esas vivencias, ahora fuera de nosotros. Nos hace contemplarlas desde lejos, como algo casi ajeno, después de haber dado las últimas puntadas y recortado los hilos sobrantes. Lo miras, la imagen un poco desenfocada, y los sentimientos lacerantes que impulsaron ese proyecto parecen recuerdos lejanos.

A veces nos sentimos orgullosos de nuestra creación, pero otras nos avergonzamos. La exponemos al mundo, a la mirada crítica de los demás, y tememos que le hagan daño. Que nos hagan daño a nosotros, a través de ella. Porque ella es nuestra vida pasada. Los sentimientos que hemos vaciado, que ya no tenemos dentro. Pero que han dejado una marca. Una cicatriz más o menos invisible.

Cómo describir cuatro años en una palabra. No cabe. No se puede. Lo más cercano que encuentro es deseo. Deseos. Vida. Y seguir adelante, llevándonos lo bueno y lo malo, y vivir al máximo todo lo que queda por venir.

No cumplimos años, cumplimos sueños.